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Hay noticias de que la zona, los valles en general , se encontraban ya habitados en la época del neolítico; los historiadores afirman que la cultura de Tartesios nutria sus industrias con las minas de estaño que se encontraban en las fuentes del Guadalquivir, es decir en esta zona ( el río Guadalimar es uno de los principales afluentes del gran río andaluz, nace en la localidad fruto de diversos arroyos que discurren por las faldas del Pico del Padrón, entre otros). Nuestros antepasados los íberos bastetanos vivían en las montañas junto a los íberos turdetanos, oretanos y túrdulos, nucleados éstos en las marismas y riberas por las vegas del Guadalquivir, herederos directos de la cultura tartesia. Conocían las artes, la escritura, el comercio, la arquitectura y la justicia.
En la época de Cartago y Roma, hacía el año 250 antes de Cristo, nuestra tierra conoció importantes hechos como la batalla de Castrum Altum ( Actual Segura de la Sierra, Jaén )., entre las legiones romanas dirigidas por los Escipiones contra los cartagineses, comandados por Asdrubal. De estos acontecimientos, quedaron los trazados de las vias romanas que se dirigían a Sagunto ( Valencia) o el camino de Anibal en su dirección a la conquista de Roma, trazados que ya no se conservan físicamente, pero que sabemos que existieron, como es el caso de la actual Cañada Real a Andalucía, por donde discurre la carretera de Riopar a Siles, siendo utilizada durante siglos para el paso del ganado trashumante.
Esta zona fue invadida por los Godos, allá por el 414 después de Cristo, época de escasas huellas, utilizaron estas sierras como grandes cotos de caza y reservas de madera.
En el año 711, la península es invadida por el Islam, inaugurándose una floreciente etapa cultural en todo el territorio peninsular. Hasta no hace muchas décadas, era posible ver las típicas casas encaladas de los pueblos árabes, aún podemos distinguir el trazado laberíntico pero ordenado de la cultura islámica en algunas calles de la villa.
Durante la Reconquista cristiana, acontecieron importantes batallas como la Batalla de las Navas de Tolosa en el año 1212 con el Rey Alfonso VIII. La gran victoria obtenida por los cristianos hizo que se abrieran las puertas de Alándalus a la cristiandad. Destacando importantes núcleos como Alcaraz, concediéndosele el privilegio de formar concejo con su propio fuero, siendo Villaverde una de las aldeas de la Ciudad de Alcaraz, momento desde el cual esta población es interesante a las diferentes ordenes como las de Santiago y el propio concejo de Alcaraz, Estas disputas acabaran cuando en 1436 el Rey Alfonso, como pago de los favores a D. Rodrigo Manrique Conde Paredes le entrega a Villaverde junto a otras villas ( Riopar, Bienservida, Villapalacios y Cotillas ), formándose el Señorío de las cinco Villas, entrando la localidad a formar parte del entorno de los Manrique y la Orden de Santiago.
En esta época surge cierto esplendor en la villa, construye un monasterio en Honor a San Francisco de Asís, siendo el Conde D. Pedro Manrique III, quien obtuvo una bula papal en 1447, construyéndose una ermita en los alrededores de la población, no siendo hasta 1486, cuando se instalan los religiosos en el definitivo monasterio.
Es en esta época cuando en la localidad encontramos una ciudadela en su parte más alta, junto a su castillo medieval, fortificado y la iglesia parroquial santificada en honor a la figura de San Mateo Apóstol, junto a las posadas ,ventas y otros edificios civiles de la época, Edificios de los que desgraciadamente hoy no se conservan restos algunos, tan solo escasas ruinas del monasterio San Francisco en las afueras del casco urbano, siendo utilizado como cantera para la construcción de los muros que sujetan la localidad y los antiguos colegios en la década de los años cuarenta. Igual suerte corrió la Iglesia Parroquial de estilo románico, del siglo XII, destruida a finales de la década de los setenta con la excusa de un grave deterioro, la misma situación aconteció con los restos de la torre de la ciudadela, barrenada antes de la guerra civil, para el emplazamiento del actual cuartel de la guardia civil.
Ya en el Siglo XVI en la relación topográfica hecha por Felipe II, se habla de Villaverde de Ambas aguas como nombre de la época junto a una descripción de la localidad y su pertenencia al Conde de Paredes de Nava.
Con el descubrimiento de las Américas, Villaverde aportaría en el siglo XVI doce de sus vecinos, a tal nueva aventura, posteriormente con el nombramiento del Conde de Paredes y Señor de las Cinco Villas como Virrey de Méjico, en 1680, otra oleada de vecinos partiría a las Indias, llevándose el Conde, servidores y religiosos del Monasterio de San Francisco.
Tras diversos avatares políticos e históricos, el Señorío de las Cinco Villas cambiará de titularidad en el año 1745, siendo entonces el propietario el Conde de Las Navas de Amores, Señorio que dejara de existir en el siglo XIX.
En el siglo XVII, con la creación de la provincia marítima de Jaén , La localidad junto a la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, surtirá de maderas a los barcos que se construían el puerto de Sevilla con destino a las Indias, las maderas se conducían a traves del río Guadalimar hacia la confluencia del rió Guadalquivir. Es en este siglo, cuando Villaverde entra formar parte de la División administrativa de la Mancha, encuadrándose en el siglo XIX en la actual demarcación de la entonces creada provincia de Albacete, con la Regente María Cristina, entrando a formar parte del partido Judicial de Alcaraz.
Los finales del siglo XIX, al igual que en el resto de España, fueron políticamente convulsos, fruto de ello eran muchos los que dedicaban su vida al bandolerismo, ya en el siglo XX, uno de los últimos bandoleros andaluces dejaba la vida el estas sierras, en el Paraje del Arroyo del Tejo, en 31 de Agosto de 1907, cuando este huyera hacia las Americas junto a su compañero el Niño del Arahal.
Entrando en el siglo XX, se produce el motín de subsistencia, dándose este hecho en la localidad en 1914. Avanzando la localidad hacia acontecimientos políticos al igual que en el resto de España ; la dictadura de Primo de Rivera, La proclamación de la II Republica en 1931 y la Guerra Civil en 1936, en la que si bien no hubo excesos por ambos bandos, si fueron muchos los republicanos encarcelados, como el Concejal Félix Arroyo y Quesada, socialista liberado del campo de concentración de Alcaraz por su actitud conciliadora de las ideas de izquierdas y de derechas. Finalizada la guerra la localidad afronto un futuro incierto , provocándose oleadas de emigrantes hacia las ciudades que allá por los cincuenta y sesenta eran los núcleos industriales del país, como Madrid , Barcelona, Bilbao, etc, también son muchos los descendientes de Villaverde que hoy viven en países como Brasil , Alemania, Francia o Suiza.
La democracia trajo aires de renovación al conjunto del estado, y tras una importante despoblación, hoy es una población mayoritariamente jubilada que se enfrenta a nuevos reto como es el de conservar un núcleo estable de vecinos, a lo que se esta ayudando de la implantación de establecimientos turísticos de carácter rural.
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Desalmado bandido para algunos, víctima del hambre para otros. Se cumplen ahora cien años de la violenta muerte de Francisco de Paula José Ríos González, ’El Pernales’, el último bandolero de renombre que cayó abatido por los disparos de la Guardia Civil al sur de la provincia de Albacete. Contaba con 28 años de edad. Aún hoy, en pleno siglo XXI, en su tumba del cementerio de Alcaraz (Albacete) nunca falta un ramo de flores frescas, montaraces y asilvestradas. Como él.
’El Pernales’ destacó en su corta vida por sacar de quicio a los políticos de la época, presionados por los terratenientes para acabar con el bandolerismo. Ahora, qué cosas, otros políticos, los de la Diputación de Albacete, han decidido recordar su figura con una ruta turística por los pueblos de la Sierra de Alcaraz (los últimos que recorrió en vida) y con la edición especial de 1.500 ejemplares de la revista cultural ’Zahora’, la cual le dedica su último número con la publicación de un concienzudo trabajo que firma Antonio Matea, experto en la vida de ’El Pernales’.
Los comienzos
’El Pernales’ vino al mundo un 23 de julio de 1879 en Estepa (Sevilla), cuna de otros ilustres bandoleros como Juan Caballero ’El Lero’, o Joaquín Camargo Gómez, apodado ’El Vivillo’, por ser demasiado despabilado para su época y condición social. El pequeño Francisco conoció muy pronto las dificultades de su familia para sobrevivir como jornaleros en los cortijos de la comarca a cambio de un salario mísero. Su padre, pequeño ladronzuelo de campos, fue su primer maestro. «En uno de estos robos su padre fue sorprendido por la Benemérita. Uno de los guardias (un tal sargento Padilla) le golpeó en la cabeza y a consecuencia de este golpe poco después moriría. Su hijo Francisco juró entonces vengarse», explica el investigador Antonio Matea.
Se inició entonces una carrera delictiva que le llevó por los campos de Sevilla, Córdoba, Málaga y Jaén, hasta que un 31 de agosto de 1907 expiró en el paraje de Las Morricas, en Villaverde de Guadalimar (Albacete). Le acompañaba Antonio Jiménez Rodríguez, ’El Niño del Arahal’.
¿Por qué? Un guarda forestal los identificó cerca de Villaverde de Guadalimar y comunicó el hecho a la Benemérita. Luego, el teniente Haro, el cabo Villaescusa y los guardias Redondo, Codina y Segovia pasarían a la historia como los que acabaron a tiros con los últimos bandoleros de «prestigio» del sur de España.
Los cadáveres de ’El Pernales’ -en su bolsillo portaba una carta en la que comunicaba a su madre que acababa de tener un hijo más- y ’El Niño’ fueron trasladados a Bienservida (Albacete); expuestos luego a la vista del público cual ’aviso a navegantes’ y, finalmente, sepultados en el cementerio de Alcaraz.
Muy bajito
El informe oficial que redactó el teniente Haro tras abatirlos incluía la mejor descripción realizada hasta la fecha de ’El Pernales’: «Aparenta ser de unos veintiocho años, de 1,49 metros, ancho de espaldas y pecho, algo rubio, quemado por el sol, con pecas, color pálido, ojos grandes y azules, pestañas despobladas y arqueadas hacia arriba».
Su apodo, ’Pernales’, derivado del vocablo ’pedernales’, define el duro carácter que mostró a lo largo de su existencia y que su propia fama se encargó de forjar. De él se ha dicho que violaba a mujeres en sus asaltos; que maltrataba a sus compañeras sentimentales y que en más de una ocasión, aturdido por el lloriqueo de sus hijas, llegó a quemarlas con una moneda calentada previamente entre brasas.
Sus enfrentamientos con la Guardia Civil fueron numerosos y sus visitas a los calabozos más que frecuentes. A los ricos que asaltaba solía pedirles mil pesetas; a veces repartía parte del botín y algún que otro cigarrillo sustraído entre los más humildes que se cruzaban a su paso y nunca olvidaba una traición. Esto último lo experimentó en sus carnes en 1906 el encargado de un cortijo apodado ’El Macareno’, que envenenó con una paella a parte de la banda de ’El Pernales’ para cobrar la recompensa que ofrecían las autoridades. Francisco sobrevivió de milagro y tiempo más tarde, ya recuperado, lo buscó para darle una muerte lenta y dolorosa.
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Paseando por los alrededores de la villa, ascendiendo por el camino del cementerio, a escasos metros podemos ver con fascinación los restos de una antigua construcción, de la que únicamente quedan ruinas; pero en estas ruinas sabemos que pertenecen a un antiguo convento de franciscanos, convento, que en su época tuvo una importante labor religiosa y administrativa; adentrándonos en su historia, y leyendo libros existentes en el archivo histórico provincial, vamos a conocer su pasado:
En el siglo XIII nacieron las llamadas Órdenes Medicantes, entre las que destacaban los Predicadores o Dominicos, y los Franciscanos; el nuevo fraile tendría que lanzarse a la calle a predicar, para convencer a las gentes, en vez de que como anteriormente oraban en el retiro, y los rincones de lo monasterios.
La orden de los Franciscanos fue fundada por el italiano francisco de Asís en 1.210, según otros en 1.209; dentro del inicial abandono del mundo, dejaron de lado la información intelectual en provecho de una devoción y amor a un dios en el que se encuentran una vía de acceso a la naturaleza creado por Él.
Buscaron su asiento, no en la soledad del campo como lo Benedictinos, sino en las afueras de las ciudades. Su ideal era “pureza total y alegría total en la paz con los hombres”. El púlpito, el confesionario, la enseñanza y la educación constituían su actividad personal.
Los Franciscanos llegaron a España, hacia 1.225, con la idea de ir a predicar a Marruecos, pero se asentaron en nuestro país, y fundarón numerosos conventos que darían lugar a la formación de provincia Franciscana de España. En 1.227.
Hacia 1.260, se funda la “ Custodia de Murcia de Castilla”, que en 1.520, es elevada a categoría de provincia franciscana cambiando su nombre por el de “Provincia Carthaginensis”, y dentro de la cual se hallaba la provincia de Albacete.
Al hablar los Franciscanos en la provincia de Albacete, es conveniente realizar una serie de matizaciones previas, teniendo en cuenta que la provincia de Albacete, no queda delimitada “territorialmente” como la conocemos hasta el año 1.883.
A lo largo y ancho de la geografia provincial se realizaron numerosas fundaciones de religiosos tales como Fuensanta, Lietor, Caudete, Villarrobledo, Chinchilla, Alcaraz, Almansa, que vieron nacer comunidades religiosas pertenecientes a distintas órdenes como Agustinos, Carmelitas, Dominicos, etc... pero sin lugar a dudas fueron los Franciscanos, quienes más fundaciones tuvieron en nuestra provincia.
En la congregación general ultramontana celebrada en Burdeos, el 27 de mayo de 1.520, se creó la “ Provincia franciscana de Cartagena”, separándose de la “Provincia de Castilla”, a la que había pertenecido hasta entonces.
Según señala “Crónica de la Santa Provincia de Cartagena”, escrita en 1.752 por Pedro Ortega, cronista de la misma “esta provincia de Cartagena comprendia todo el reino de Murcia, parte de los de Jaén, Granada y Valencia, casi toda la Mancha, gran parte de la Alcarria, las sierra de Moya, Cuenca y Molina, que están al norte, y las de Alcaraz y Segura de la Sierra el Austro”
El convento de San Francisco de Villaverde de Guadalimar, es una de las fundaciones más antiguas de la provincia de Albacete, ligada a la casa de
Paredes, ya que Villaverde de Guadalimar, junto con Villapalacios, Bienservida, Riópar y Cotillas formaban parte del señorío de las Cinco Villas.
El patronato de este convento dependió de la Casa de las Paredes, la cual realizó numerosas donaciones a los religiosos, algunas de las cuales aparecen reflejadas en el libro de inventario del convento que comprende los años 1.689 a 1.712, y que se conserva en el Archivo Histórico Nacional.
El convento de Villaverde de Guadalimar tuvo dependiente de él, un hospicio en Yeste, que tambien sería utilizado como hospedería. El inventario del hospicio que se encuentra en el Archivo Histórico Nacional, da cuenta de los enseres y dependencias del mismo, diciendo que tenia una “ celda de predicadores, y otra para confesores”, siendo clausurado hacia el año 1.789.
Después de estos apuntes históricos, nos damos cuenta del gran papel que jugó el convento de los Franciscanos en la provincia de Albacete, evangelizando y ayudando a la comunidad; así de las grandes riquezas, lugares de la península. Teniendo para el que los conserva, un recuerdo de gran valor histórico, sabiendo que tiene ante sí una pequeña parte de la historia de la Villa de Villaverde de Guadalimar.