Paseando por los alrededores de la villa, ascendiendo por el camino del cementerio, a escasos metros podemos ver con fascinación los restos de una antigua construcción, de la que únicamente quedan ruinas; pero en estas ruinas sabemos que pertenecen a un antiguo convento de franciscanos, convento, que en su época tuvo una importante labor religiosa y administrativa; adentrándonos en su historia, y leyendo libros existentes en el archivo histórico provincial, vamos a conocer su pasado:

En el siglo XIII nacieron las llamadas Órdenes Medicantes, entre las que destacaban los Predicadores o Dominicos, y los Franciscanos; el nuevo fraile tendría que lanzarse a la calle a predicar, para convencer a las gentes, en vez de que como anteriormente oraban en el retiro, y los rincones de lo monasterios.

La orden de los Franciscanos fue fundada por el italiano francisco de Asís en 1.210, según otros en 1.209; dentro del inicial abandono del mundo, dejaron de lado la información intelectual en provecho de una devoción y amor a un dios en el que se encuentran una vía de acceso a la naturaleza creado por Él.

Buscaron su asiento, no en la soledad del campo como lo Benedictinos, sino en las afueras de las ciudades. Su ideal era “pureza total y alegría total en la paz con los hombres”. El púlpito, el confesionario, la enseñanza y la educación constituían su actividad personal.

Los Franciscanos llegaron a España, hacia 1.225, con la idea de ir a predicar a Marruecos, pero se asentaron en nuestro país, y fundarón numerosos conventos que darían lugar a la formación de provincia Franciscana de España. En 1.227.

Hacia 1.260, se funda la “ Custodia de Murcia de Castilla”, que en 1.520, es elevada a categoría de provincia franciscana cambiando su nombre por el de “Provincia Carthaginensis”, y dentro de la cual se hallaba la provincia de Albacete.

Al hablar los Franciscanos en la provincia de Albacete, es conveniente realizar una serie de matizaciones previas, teniendo en cuenta que la provincia de Albacete, no queda delimitada “territorialmente” como la conocemos hasta el año 1.883.

A lo largo y ancho de la geografia provincial se realizaron numerosas fundaciones de religiosos tales como Fuensanta, Lietor, Caudete, Villarrobledo, Chinchilla, Alcaraz, Almansa, que vieron nacer comunidades religiosas pertenecientes a distintas órdenes como Agustinos, Carmelitas, Dominicos, etc... pero sin lugar a dudas fueron los Franciscanos, quienes más fundaciones tuvieron en nuestra provincia.

En la congregación general ultramontana celebrada en Burdeos, el 27 de mayo de 1.520, se creó la “ Provincia franciscana de Cartagena”, separándose de la “Provincia de Castilla”, a la que había pertenecido hasta entonces.

Según señala “Crónica de la Santa Provincia de Cartagena”, escrita en 1.752 por Pedro Ortega, cronista de la misma “esta provincia de Cartagena comprendia todo el reino de Murcia, parte de los de Jaén, Granada y Valencia, casi toda la Mancha, gran parte de la Alcarria, las sierra de Moya, Cuenca y Molina, que están al norte, y las de Alcaraz y Segura de la Sierra el Austro”

El convento de San Francisco de Villaverde de Guadalimar, es una de las fundaciones más antiguas de la provincia de Albacete, ligada a la casa de
Paredes, ya que Villaverde de Guadalimar, junto con Villapalacios, Bienservida, Riópar y Cotillas formaban parte del señorío de las Cinco Villas.

El patronato de este convento dependió de la Casa de las Paredes, la cual realizó numerosas donaciones a los religiosos, algunas de las cuales aparecen reflejadas en el libro de inventario del convento que comprende los años 1.689 a 1.712, y que se conserva en el Archivo Histórico Nacional.

El convento de Villaverde de Guadalimar tuvo dependiente de él, un hospicio en Yeste, que tambien sería utilizado como hospedería. El inventario del hospicio que se encuentra en el Archivo Histórico Nacional, da cuenta de los enseres y dependencias del mismo, diciendo que tenia una “ celda de predicadores, y otra para confesores”, siendo clausurado hacia el año 1.789.

Después de estos apuntes históricos, nos damos cuenta del gran papel que jugó el convento de los Franciscanos en la provincia de Albacete, evangelizando y ayudando a la comunidad; así de las grandes riquezas, lugares de la península. Teniendo para el que los conserva, un recuerdo de gran valor histórico, sabiendo que tiene ante sí una pequeña parte de la historia de la Villa de Villaverde de Guadalimar.